La belleza, elegancia y atractivo no se limita únicamente a la apariencia física, sino también incluye la confianza, la personalidad, la experiencia y la sabiduría que se adquieren con el tiempo.
No hay nada más atractivo que una mujer segura de sí misma y que se acepta tal como es, esa autoconfianza la dan los años vividos, el camino andado, las batallas ganadas y perdidas.
Es importante reconocer que la edad no define la belleza, lo más importante es sentirse bien con una misma, proyectar seguridad y confianza. Cada etapa de la vida tiene su propia lindura y encanto y todas las mujeres merecen sentirse atractivas sin importar su edad.
Y para obtener esa autoestima hay que aprender a amarse por dentro y por fuera, tener claro lo que somos, lo que queremos llegar a ser y como queremos que los demás nos vean. Y ahí es donde entra en juego la imagen personal, que es el canal que tenemos para que los demás nos perciban como deseamos.
Pero todas esas fortalezas se consiguen cuando la autoestima es sólida, cuando saben gestionar las emociones y con ellas el lenguaje corporal, cuando conocen como se pueden sacar partido, que peinado usar para resaltar sus puntos fuertes del rostro, que prenda de ropa usar para destacar lo más llamativo de sus siluetas sin caer en la vulgaridad.
¿Y todo eso como se logra?
- Conociendo que prendas pueden estilizar la figura, para jugar con las proporciones y conseguir estilizarla, y para eso es primordial conocer el tipo de silueta que se tiene.
- Mantener una buena postura corporal y aprender a gestionar las emociones que nos debilitan y nos apagan y languidecen.
- Sabiendo cuales son los colores que potencian el rostro y todo el cuerpo.
- Vistiendo de acuerdo con el estilo y personalidad. Encontrando el corte y color de cabello que se adapte a la forma del rostro.
- Usando maquillaje de forma sutil para que ayude a resaltar los rasgos y lucir radiante.
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